No creo en el perdón.
No en ese perdón
mágico y amnésico, ese perdón que pregonan como un mítico botón de reinicio.
No creo en el perdón
de aquellos que se van, que huyen, que borrachos de culpa se esconden.
No.
No creo en ese perdón.
Creo en las oportunidades.
Las oportunidades que
se piden, las que se ganan.
Creo en las
oportunidades para las personas que se quedan, que hablan, que afrontan su
responsabilidad y buscan soluciones.
En ese perdón sí creo,
fuera de eso,
si no hay perdón, que
no haya olvido.
Si no hay contrición,
que no haya pedido,
Si no hay intención, que
no haya más ruido,
Ante la traición o
error cometido,
Que si no hay perdón, tampoco
haya olvido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario