Hambre una noche, y al punto
Robé, resistió: un difunto
La noche en sí recibía.
- Tu madre hambrienta, tú loco:
Fuiste ladrón no culpado:
Para condenarte es poco:
¡Alzate, hombre: eres honrado!
- Señor, mi madre tenía
Hambre una noche: salí
Por si alguien cuerpo quería:
¡Me compraron, me vendí!
- Tu madre hambrienta, tú loca:
Infame fuiste y culpada;
El cieno vive en tu boca:
¡Aparta, mujer manchada!
Pues que por un hambre igual
El robó lo que quería
En una noche fatal,
Y ella dio lo que tenía
Por el hambre maternal;
Si honra merece el ladrón
Porque el pudor del hombre olvida
En la materna aflicción,
¡Honrada es la honra perdida,
Si no vende el corazón!
José Martí
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