miércoles, 12 de julio de 2017

Decretando


Soy un gerente excelente.

Pero claro, nadie lo sabe porque aún no soy el gerente.

Nunca entendí en verdad cuál era el problema. Soy definitivamente la persona con más experiencia en la oficina. Acepto que al principio pensé que sería sólo algo temporal, pero ya tengo más de 30 años ahí y el dueño sigue sin reconocérmelo.

Pero yo sé que soy excelente, no en vano me he preparado por años asistiendo a platicas motivacionales, cursos de superación personal, talleres de coaching y leyendo cada libro de auto ayuda que encuentro.

Tengo todas las herramientas necesarias para triunfar y hace años que lo decreté: Sí merezco ser el gerente.

Mas no crean que estaba sentado esperando que las cosas me cayeran del cielo, claro que no, esa es la primer regla: Toma acción y crea tus propias oportunidades.

Y lo hice, presenté propuestas, innové procesos, generé ahorros considerables para la empresa, pero nada de eso funcionó.

Y yo merezco ser el gerente.

Después pensé que el problema podría no ser laboral, sino de mis relaciones personales, así que empece a trabajar en eso, ayudando a mis compañeros con sus funciones, cambiando el garrafón del agua cuando se vaciaba, llenando la cafetera en las mañanas y hasta trayendo galletas para todos.

Nada funcionó, al contrario, la gente empezó a murmurar lo tacaño que era por llevar solo galletas y no pastel o por poner solo café y no azúcar y crema.

Pero nada de eso me desanimó, yo sé que tarde o temprano voy a triunfar, porque soy excelente y el universo conspira a mi favor, solo es cuestión de no rendirme ni dejarme llevar por la opinión de la gente tóxica. Como decía Miguel Ángel Cornejo: "Fracaso no significa derrota, significa simplemente que todavía no hemos tenido éxito."

Hoy creo que finalmente encontré la solución, debo crear mi propia oportunidad de una manera más literal. El universo me estuvo dando señales y es tan obvio que me enoja no haberlo notado antes: Tengo que matar al maldito gerente.

Voy a tener éxito.
Lo sé.
Después de todo, yo merezco ser el gerente...